En 1986, el suizo Henry Buhofer y su esposa Elisabeth Buhofer se enamoraron de las colinas ondulantes y los cielos infinitos de Andalucía y tuvieron la visión de revitalizar las antiguas fincas, cortijos y casas solariegas desocupadas de la región. Poco a poco fueron adquiriendo los edificios históricos y los combinaron con gran dedicación para crear una extensa finca. Hoy, Rosas-Cantares se extiende sobre unas impresionantes 660 hectáreas -casi tres veces el tamaño de Mónaco- e invita a los huéspedes a dar largos paseos en un entorno de ensueño. La mayoría de los edificios de Rosas-Cantares tienen más de 200 años y se construyeron con piedra, madera y arcilla locales. Los cortijos tradicionales, antaño sencillos cortijos, se han convertido en acogedoras casas de vacaciones que conservan el auténtico estilo andaluz.
Hoy, los hijos de Henry y Elisabeth Buhofer dirigen la finca y continúan la larga tradición agrícola de la región.